Cogí mi bolsa y la tiré por la ventana. Luego pasé por ella y "agarrándome" a la pared fui bajando. Quedaban un par de metros más o menos cuando me agarré mal y me caí. No caí en el suelo, Alice no me podía haber cogido, además eran brazos de hombre. Me di la vuelta y se me paro el corazón, el aire no llenaba mis pulmones.
-¿Betty...?¿Estás bien?-me susurró Marcus.
Intenté relajarme y, poco a poco, el aire fue entrando a mis pulmones y el corazón me empezó a latir a mil por hora.
-Mar...Marcus. ¿Qué haces aquí?
-Me he escapado.
-Marcus, ¿cómo has hecho eso? Te van a coger y te van a llevar más tiempo... No puedo aguantar tanto...
-No me van a pillar, mi abogado y mis padres lo saben, y lo van a arreglar para que no pase nada y no tenga que volver a ir.
No me lo creí mucho, pero estaba feliz de tenerlo aquí por fin conmigo, y ahora mismo era lo único que me importaba. Me lancé a sus labios y nos besamos como nunca. Esa sensación fue extraña, lo echaba tanto de menos que había olvidado hasta su magnífica forma de besar.
-Bueno... ¡Sorpresa! jaja
-Tarde.. jaja Me has asustado más que sorprendido jaja.
Ahora estaba feliz, pero le tenía que contar muchas cosas, entre ellas, lo de mis padres...
-Ah, por cierto. ¿Para qué es esa bolsa? ¿Y porqué bajabas por la ventana?
No sabía que responder, no esperaba que me preguntase eso ahora. Me bajo al suelo.
-Pues.. es que... te tengo que contar muchas cosas...
-Pues cuéntamelas.
-Ahora no, no tengo tiempo. Bueno una cosa, me voy a ir de casa ahora. Voy a casa de Alice.
-Yo pensaba subir a dormir contigo...
-Espera a que venga Alice, haber que podemos hacer.
-Vale-y busco mis labios en la oscuridad.
Estuvimos un buen rato besándonos, hasta que oímos como alguien se aclaraba la garganta.
-Ejem...ejem... ¿Interrumpo mucho?
-Alice... Es Marcus...-dije.
-¿Marcus? ¿De verdad?-dijo dudando.
-Sí, aquí me tienes, de carne y hueso.
Alice corrió los pocos metros que los separaban y lo abrazó. La verdad es que en ese instante me puse un poco celosa...
-Alice, ¿puede venir a tu casa?
-Emm... bueno, otro más otro menos...
-¿A qué te refieres con eso?
-Steveen...
-A este paso... acabáis juntos...
-No digas bobadas, anda. Vamos.
Y nos pusimos en camino, Marcus me llevaba la bolsa, mientras que su otra mano estaba entrelazada con la mía. A veces, nos mirábamos y no podíamos resistirlo, nos besábamos.
Ahora mismo, era una de las chicas más felices del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario