Había pasado una semana desde que no veía a Marcus, le echaba de menos. Alice hacía hoy una fiesta en su casa y él quizás viniese. Decidí llamarlo.
-Hola cielo-dije casi con miedo cuando me contestó.
-Hola
-¿Qué tal?
-Bien.
-Oye...¿al final vienes a la fiesta de Alice?
-No, no me dejan mis padres ir-¿desde cuando le importaba lo que le decían sus padres? En fin...
-Vale.. bueno, adiós. Te quiero.
-Besos, chao.
Ni un te quiero, ni cielo, ni pequeña, ni mi niña.... era demasiado extraño en él. Me derrumbé y me puse a llorar... varios de mis amigos que estaban delante me preguntaron, pero ya se lo imaginaban.
Llegó la hora de la fiesta Alice y fui caminando demasiado lento la verdad, sin ganas. Llegué y llamé, abrió Alice y me dio un abrazo.
-¿No ha venido?-me susurró.
-No, y está muy raro conmigo-y me calló una lágrima en ese instante.
-No llores, ahora a pasártelo bien.
Le intente sonreír pero yo creo que me salió una mueca muy fea. Entré y me senté en el sofá. A lo largo de la fiesta tuve que soportar a borrachos, empalagosos, pesados, tíos que no paraban de lanzarse a todas las chicas, guapas, feas, gordas, delgadas... en fin.
Decidí irme a casa cuando el último que se me acercó intentó meterme mano. Me acerqué a Alice y le di dos besos.
-Me voy estoy harta de todos lo tíos que hay por aquí, ¿pero tú a quien invitas, tía?
-Son amigos y amigos de amigos... se ha corrido la voz tía...
-No, correrse se están corriendo los que se hayan metido en las habitaciones....
-¿QUÉ?
-No sé, bueno que me voy, bye.
Y me fui hacia mi casa. Llegué y me conecte al tuenti. Decidí enviarle un mensaje a Marcus preguntándole que le pasaba, no estaba conectado así que me fui a dormir, bueno, a llorar.
Cuando me desperté no lo había olvidado y no puede evitar volver a llorar. Cuando me tranquilicé miré el tuenti y un mensaje suyo. Todo terminó, me dejó fuese lo que fuese lo que tuviésemos... no pude evitar romper a llorar otra vez... Así durante varias semanas...
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