Me había vuelto a dormir, mierda. Me incorporé un poco, aún sentada, y no había nadie en la habitación. No se porque pensaba que Marcus se había ido para siempre, o que simplemente había soñado que volvía.
Miré el reloj, las 21.30, ¿Pero que..? Me sentía desorientada, ¿donde estaba? Todo estaba muy oscuro y estaba en el suelo. A los pocos segundos oí como alguien se acercaba a la puerta, me entró miedo y me acosté.
Eran pasos firmes, oí la puerta al abrirse y me empezó a palpitar más rápido el corazón. Fuese quién fuese, dejó algo en la mesilla, me tocó la espalda y me gire, ¡era Marcus!, no había sido un sueño. Le abracé todo lo fuerte que pude y le di un beso.
-Buenos días- me dijo con una sonrisa.
-Lo mismo te digo- y le sonreí. Me encantaba su sonrisa, él en general.
Alcanzó una pequeña bandeja de la mesilla, lo que debía de haber dejado antes. Era mi desayuno y una rosa.
-Para ti- y me volvió a sonreír.
-Ohh.. Mi niño, no hacía falta.. ¡Te quiero tanto!-cogí la rosa, olía de maravilla. Le besé.
Me levanté y bajamos al piso de abajo después de cambiarme. Alice y Steveen liándose.
-Ejem..ejem...¿Qué no queríais que? jajaja-dije.
Me miraron con odio, pero se rieron.
-Por cierto, Alice, ¿y tu madre?
-Se fue a trabajar hace un rato.
-¿Y mi reloj?
-Lo cambiamos, estábamos bromeando.
-Pues me he asustado que pensé que todo esto solo lo había soñado... o que Marcus se había ido...
-¿Cómo puedes pensar eso? Yo nunca te dejaré y menos sin despedirme-se entrometió Marcus. Y me besó, cuando terminamos Alice y Steveen ya estaban otra vez.
Marcus y yo nos sentamos en la mesa y nos pusimos a desayunar. Cuando terminamos lo recogimos todo para que la madre de Alice no se enterase. Marcus y yo decidimos irnos a dar una vuelta.
-Bueno chicos, nos vamos a dar una vuelta pasároslo bien-dijimos. Y nos fuimos.
Se me ocurrió llevarlo al lugar donde nos besamos por primera vez y cuando se dió cuenta de a donde lo llevaba empezó a sonreír.
-¿Qué te pasa?
-Que se donde me llevas y me encanta-me cogió en medio de la calle y nos empezamos a besar, pude notar como la gente se nos quedaba mirando y me encantaba pero poco a poco fui ignorando lo de mi alrededor y solo existía él. Se separo y sonreí, no lo pudo evitar y me volvió a besar.
Llegamos y nos sentamos igual a aquel día, nos miramos sonriendo y nos besamos. Era tan hermoso...
Volvimos a casa de Alice, llamamos. Tardaron en abrir y cuando nos abrió Alice estaba en ropa interior.
-Emmm...Nosotros nos sentamos aquí abajo y vosotros seguir, ¿vale?
-Me parece perfecto, muchas gracias.-Y me besa en la mejilla.
Nos acomodamos en el sofá y nos quedamos dormidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario